“Pueblo Grande” y Presa de Cola “El Naranjo”: Desafíos expansión Barrick Pueblo Viejo
Es una realidad que, en la medida en que crece la población mundial, la demanda de minerales y combustibles fósiles experimenta crecimientos, en tanto la economía, entre otros renglones evoluciona hacia la industria extractiva que ofrece oportunidades para que los países en desarrollo obtengan recursos que deberán impactar en el desarrollo humano.
Paradójicamente, en la economía rural, donde se encuentra la mayoría de los recursos naturales del mundo, las comunidades no son precisamente las más beneficiadas y suelen vivir en medio de una espantosa miseria.
República Dominicana no ha sido la excepción. Desde 2013, la empresa minera canadiense Barrick Gold explota una enorme extensión montañosa de unas 4,800 hectáreas en el municipio de Zambrana desde la desaparecida comunidad de Pueblo Viejo, en la provincia Sánchez Ramírez, tras una inversión, según se ha dicho, de unos US$4,500 millones, y que, según la empresa, como capital invertido, no se ha recuperado en su totalidad a pesar de los pagos al Estado en impuestos y otros conceptos, y la onerosa repartición contractual de las ganancias.
El potencial de vida útil que sobrepasa los 20 años adicionales para la extracción de oro y plata de alta cotización en el mercado internacional se ha convertido en el principal desafío de la empresa que, desde hace más de dos años, clama la necesidad de expansión.
En efecto, el 19 de octubre de 2021, en una declaración local, el CEO de Barrick Gold Corporation, Marc Bristow, lo estableció con claridad, a pesar de que hay reglas que aparentan no estar del todo claras: “La mina Pueblo Viejo de Barrick Gold Corporation continúa avanzando en un proyecto de expansión de planta e instalación de almacenamiento de relaves diseñado para extender su vida útil hasta 2040 y más allá”.
Todo estaría muy bien, a no ser porque antes, en 2019 en Londres, había informado que su empresa en República Dominicana desarrollaría el proyecto “Pueblo Grande”, que multiplicaría la extensión de su área de explotación y haría una transformación de su proyecto pasando del establecido a uno nuevo denominado en la forma referida.
¿Qué hay detrás de ese empeño, y qué no se dice?
Es evidente que continuar con la operación de la minera es complejo, pues se trata de decidir, con las implicaciones técnico- legales que representa, si se hace mediante una extensión, so pena de detener la inversión, o se deja de explotar nuevos yacimientos, y limitarse a procesar el material ya expuesto con el riesgo de tener que cerrar la mina a la vuelta de seis años.
Ante esa disyuntiva se resolvió desde el gobierno y con la evidente aceptación de la minera, vía el Decreto 270-22, ampliar en 3,111 hectáreas la reserva fiscal Montenegro, área de explotación de Barrick en Pueblo Viejo, conforme contrato y enmiendas presentados en el Congreso, a fin de incluir dentro de los límites, previos estudios geológicos y medioambientales, la construcción de una nueva presa de relaves.
Barrick, en sus estudios para establecer la localización de los relaves tóxicos que produciría antes de tomar la decisión de construir la Presa de Cola El Llagal, identificó dentro de la Reserva Fiscal Montenegro inicialmente establecida, 18 lugares alternativos a tomar en cuenta para construir un segundo almacenamiento de desperdicios, establecido como obligatorio en sus estudios de factibilidad anexos en el primer contrato, y que nuestros legisladores admitieron “no haber leído” al aprobarlo.
Paradigma salarial corroído por alta tasa de tributación
La magnitud de los terrenos a utilizar para la construcción de la referida presa genera confusiones en el sentido de que, ¿para solo levantar una presa, es necesaria una expansión del terreno que casi triplica la reserva fiscal Montenegro, o se trata de una ampliación del área entregada para añadir más zona de mineralización para la explotación sin el rigor que amerita legalmente y que le obliga a presentar un nuevo proyecto como está establecido?
No se explica que, si la ampliación de la Reserva citada es para instalar la nueva Presa de Cola, ¿por qué requiere un espacio que recorre todo el territorio alrededor de la concesión actual, exceptuando solo el área correspondiente a Cormidom, en Maimón?.
A juzgar por los expertos, una Presa de Colas puede ser construida en el equivalente a tres o cuatro estadios de futbol. Al menos esa ha sido la referencia en países donde, además de la explotación de la industria extractiva, ese deporte es tradición, por tanto, no requiere ni necesita un espacio que supera casi tres veces el tamaño actual de la Reserva Fiscal Montenegro, que ocupa por completo toda la explotación minera de Barrick.
Hay que recordar que las extensiones de concesiones mineras se realizan al amparo de los artículos 145 y siguientes de la Ley Minera 146-71, por tanto, tiene que llegar al Congreso para cualquier cambio contractual, y hasta donde se conoce, en el país no existen registros de que respecto a Barrick Pueblo Viejo se haya formulado una propuesta de expansión para la explotación minera.
Más aun, se ha dicho, sin negación oficial que, desde la anunciada propuesta del Proyecto Pueblo Grande como expansión, se pretendería la explotación subterránea. En tal sentido, sería de rigor preguntar sobre la importación de equipos y maquinarias, solo justificables para una expansión real de las operaciones de Barrick.
Las confusiones aumentan cuando, tanto la representante local de la empresa en el país, como el CEO a escala internacional coincidieron en plantear la urgencia de instalación del nuevo relave como garantía para mantener las metas estimadas de 800 mil onzas anuales, proyectadas desde el comienzo de sus operaciones, al que se aplicó siempre “el rendimiento decreciente” que acontece en toda explotación minera, y en el que “la ley” minera (cantidad de onzas por volumen/tonelada métrica extraída para procesar) tiende obligatoriamente a la baja, hasta que la mina termina sus operaciones o deja de ser rentable.
El tiempo de vida útil de la Presa de Cola El Llagal, es de apenas dos años, que no son suficientes para construir el relave que propone la empresa.
Al parecer, ante los evidentes retrasos en la construcción del nuevo embalse y el fracaso de su colocación en Yamasá, provincia Monte Plata, debido a la resistencia de la comunidad y la presión pública, se optó por precipitar diligencias que pusieron ante el conocimiento público, gestiones y elementos de un proceso que descubre desafíos técnicos y legales que generan interrogantes y que colocan estos proyectos en una fase institucional y técnico complejo.
Barrick Gold es una empresa galardonada en Estados Unidos por la seguridad que ofrece en la reducción de daños al medio ambiente y en la co-disposición de desechos mineros de relaves tóxicos a través del método del “Tajo Abierto”. Entonces ¿Cómo es posible que, en República Dominicana, media isla de 48 mil Km2, opten por un embalse de desechos tóxicos a “Cielo Abierto” e incluso más costoso para la propia empresa?
Urgencia nueva Presa de Cola por agotamiento relave “El Llagal”
Desde 2021 existe la preocupación de que la operación minera que la empresa Barrick mantiene en el país peligra, por lo que la propia compañía clamó por apoyo de diversos sectores de la sociedad dominicana para no tener que eventualmente cerrar la mina de Pueblo Viejo, con potencial de vida útil sobre los 20 años adicionales para la extracción de oro y plata de alta cotización en el mercado internacional.
Lo ocurrido en Monte Plata cambió y convirtió en más complejo el proceso, tanto para el gobierno como para la minera. Construir la Presa de Colas en Yamasá afectaría el cuerpo fundamental de agua para la ciudad de Santo Domingo, por tanto, descartado el propósito, y en apenas semanas, anunciaron, con la bendición de las autoridades del ramo, que ya habían presentado los estudios de Impacto Ambiental para construir el muro de la Presa en el mismo territorio, pero con la obra de infraestructura en Las Tres Bocas, municipio de Zambrana.
El plazo de seis meses establecido para subsanar o completar los documentos y requerimientos presentados como estudio de impacto ambiental entre otros, para la construcción el nuevo embalse, ha pasado con creces, mientras lascomunidades afectadas y organizaciones de la sociedad civil denunciaron falta de transparencia, pues el Ministerio de Medio Ambiente habría aprobado la licencia ambiental para construir la segunda presa de relaves en un proceso a puerta cerrada, negando acceso a la Evaluación de Impacto Ambiental y Social (EIAS) en repetidas ocasiones.
“Los documentos deben ser públicos y las comunidades deben tener acceso a ellos para tener claridad de lo que ocurre en la zona”, expresó Pedro Guzmán del Comité Nuevo Renacer, un colectivo de seis comunidades afectadas por las operaciones de Barrick.
En los estudios para la nueva presa de cola las cuestiones relativas a los riesgos, además de que no están desarrollados ni completos, fueron entregados ilegalmente en un documento, contrario a lo que establece la ley, en idioma inglés, denunciaron.
A todo ello se suma lo dicho por el doctor Steven Emerman, experto en seguridad de desechos mineros, quien realizó una revisión independiente de la Evaluación de Impacto Ambiental y Social de Barrick para la instalación de almacenamiento de relaves “El Naranjo”, advirtiendo que la empresa canadiense no ha divulgado adecuadamente los riesgos ambientales y sociales que traerá la expansión prevista en la mina Pueblo Viejo.
Según la conclusión del experto, Barrick no revela adecuadamente cómo eligió el sitio y el diseño para la presa de relaves, además de que tampoco considera a fondo las consecuencias de un colapso de la misma, que colocaría los desechos tóxicos, aguas y territorio abajo en apenas cinco horas en la costa turística atlántica del país.
Es evidente que las advertencias de Emerman, entregadas al gobierno, deben considerarse una alerta tanto para el gobierno como para la comunidad internacional. Sin embargo, para ninguno de estos desafíos e interrogantes hay respuestas, quizás por tratarse de una empresa todopoderosa a la que nadie se atreve a cuestionar.
Fuente: Panorama
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