Diez años después, cicatrices aún perduran en víctimas de terrorismo en el metro
Diez años después del terrible atentado terrorista, aún en la piel de algunas víctimas se dejan ver las cicatrices que produjo la tragedia en el Metro de Santo Domingo.
Era la mañana del 28 de octubre de 2014, cuando el metro se detuvo. De repente, un joven enciende unos fósforos que lleva en las manos, le pega fuego a unos materiales explosivos dentro de su mochila, y la lanza en llamas hacia otros pasajeros, provocando una gran explosión.
Ese joven era Franck Kelin Holguín Medina, quien luego de adquirir su pase, bajó por las escaleras eléctricas y entró al vagón. Llamó la atención de muchos porque, al entrar, utilizó sus manos para abrir las puertas, forzándolas cuando ya se estaban cerrando.
Una vez dentro, se ubica próximo a la cabina del conductor y mirando hacia el cristal negro, choca con la mirada de Francis Alberto González Gil, quien permanece observándole atentamente por su inquieto y agitado comportamiento, ya que movía su cabeza a uno y otro lado mirando a los demás pasajeros.
Franck Kelin vestía con camiseta blanca, pantalón y tenis negros, gorra y un bulto a su costado, en el que cargaba gasolina, gravillas y otros materiales explosivos. Había abordado el metro en la estación Manuel de Jesús Galván y dos paradas después, empezó a incendiar el bulto con los fósforos.
Francis Alberto advirtió sobre el fuego a sus acompañantes de viaje, mientras el atacante le lanzaba la mochila; en su piel penetraron las llamas, causándole serias heridas.
El agresor se deshizo de su gorra y de su t-shirt, ya tocados por el fuego, y emprendió la huida llegando hasta la estación Ramón Cáceres, donde lo detuvo un agente para la Seguridad del Metro, que le amonestó por su indumentaria indecente, ya que estaba medio desnudo de la cintura hacia arriba. Su respuesta fue: “El metro se está incendiando”.
Como resultado de este atentado, unas 19 personas fueron llevadas a diferentes hospitales, incluyendo a González Gil, quien recibió quemaduras de segundo y tercer grado en gran parte de su cuerpo.
Franck Kelin se entregó a las autoridades tras causar la tragedia, y luego recibió la primera y única condena por terrorismo hasta el momento. En marzo del 2016 lo sentenciaron a 35 años de prisión en el Centro de Corrección y Rehabilitación de San Pedro de Macorís.
“Estoy arrepentido…Yo nunca quise hacerle daño a nadie, no sé qué me pasaba a mí. Yo me entregué. No sabía el daño que había hecho. Cuando vi el periódico fue que supe la magnitud del daño que había hecho”, dijo y las lágrimas llenaron su rostro, en la audiencia donde lo enviaron a prisión.
El recluso, que actualmente tiene 31 años, también fue condenado a pagar una indemnización de RD$12,202,726.36 a la Oficina para el Reordenamiento de Transporte (OPRET) por daños al vagón, así como RD$15 millones a Francis González, RD$5 millones a Merlin de León, RD$2 millones a Mario Emilio Salas, RD$2 millones a Carlos Alejandro Radhamés, un millón a Leonecio de la Cruz, Catalina Perdono y María Altagracia Díaz. Un total de RD$39,202,726.86.
Ahora
“No quiero dar una mala respuesta, me voy a mantener bajo reserva”, expresa a Listín Diario cuando le preguntaron si se arrepentía del atentado en el metro.
Holguín Medina era estudiante de Derecho de la UASD, y ahora participa del “Programa de Medio Libre Laboral”, realizando aseo. Este programa fue creado bajo la Ley No. 113-21 y permite la reinserción laboral con un trabajo remunerado de personas condenadas, capacitándolas para lograr su reinserción social.
Para gozar de este beneficio los reclusos, además de contar con una condena, deben tener buen comportamiento.
Trabaja con tierra y además de ello, cuenta su rutina: se levanta a las 6 de la mañana, hace ejercicios, se baña, desayuna y se queda en su celda todo el día, “ahí mirando por la ventana”.
Manifiesta su disfrute por el arte y la pintura y que está aprendiendo a tocar guitarra. Está realizando cursos de arte, decoración y reciclaje. Al hacer retratos de otros reclusos, les pone “detallitos cómicos”, y esto le ha granjeado la malquerencia de algunos.
¿Piensa, sueña en su libertad? “Yo lo he soñado muchas veces”, responde en la cárcel.
Y agrega: “Es muy fácil llegar a este lugar. Todo lo que hice decide eso, pero salir de aquí es muy difícil”.
Fuente: N Digital
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