Relaciones Dominico-Chinas

Los lazos con China ayudan a Bukele a mantener su ventaja en las venideras elecciones de El Salvador

El modelo económico de China es atractivo y Bukele ha sabido cortejar la participación china para aumentar su popularidad en casa.

El Salvador está finalizando sus preparativos para su elección presidencial este fin de semana. El resultado es casi seguro: Nayib Bukele, el actual presidente y quien ha utilizado de forma exitosa las inversiones y donaciones chinas para construir su propia imagen de eficiencia, será reelegido. Él ha consolidado una masiva popularidad en su país, la cual alcanza cerca del 81% de aprobación para enero de 2024, de acuerdo con una encuesta realizada por la Universidad José Simeón Cañas.

En su primer período presidencial, Bukele ha utilizado su mayoría partidista en la Asamblea Nacional para avanzar en la remoción de los magistrados de la Corte Suprema, con lo cual pudo despejar el camino para que dicha institución (ya reformada) le permitiese participar en la elección presidencial, a pesar de que existe una restricción constitucional para optar por dos mandatos consecutivos. Al mismo tiempo, el presidente salvadoreño ha demostrado poseer unas herramientas comunicacionales que le han permitido crear nuevas narrativas políticas, especialmente en redes sociales, hecho que a su vez se ha traducido en un mayor apoyo en los grupos juveniles. Además, Bukele ha gestionado de manera efectiva la implementación de una política de seguridad en contra la banda de los “Maras”, la cual controlaba gran parte del país. Bukele está avanzando gradualmente hacia un régimen cuasi autoritario.

Más allá de El Salvador, la impresión de la eficiencia de Bukele ha obtenido una inmensa popularidad a lo largo de América Latina. Como todo estadista habilidoso, él ha observado la cercanía de China con otros países de la región y usó eso para sacar ventaja y mantenerse en el poder.

El reconocimiento, el nuevo gobierno y el nuevo socio

Siguiendo los pasos de Costa Rica en 2007 y Panamá en 2017, El Salvador en 2018, estableció de manera formal relaciones diplomáticas con la República Popular China, finalizando con ello su reconocimiento a Taiwán. El cambio fue realizado bajo el gobierno del izquierdista Sánchez Cerén. En los siguientes años, otros países centroamericanos como Nicaragua en 2021 y Honduras en 2023, también cambiaron su reconocimiento.

Bukele llegó al poder en junio de 2019. Seis meses después, en un viaje a China, recibió 500 millones de dólares en inversiones para desarrollar una serie de proyectos de infraestructura, los cuales serían completamente construidos por compañías chinas. Este tipo de inversiones, o mejor dicho, donaciones, han sido una práctica común llevada a cabo por China en forma de regalo hacia aquellos países que le hayan otorgado el reconocimiento diplomático en detrimento de Taiwán. Por ejemplo, cuando Costa Rica cambió su reconocimiento en 2006, Pekín donó 110 millones de dólares para construir el nuevo Estadio Nacional de Fútbol en San José, su capital.

Para El Salvador, Bukele recibió la donación de la nueva Biblioteca Nacional, una planta de agua en el lago de Ilopando y otros proyectos que se encuentran en este momento en construcción, el Estadio Nacional de Fútbol y el pequeño puerto de La Libertad. Entre estos proyectos, la Biblioteca Nacional es uno de los más emblemáticos, debido a su diseño moderno y la forma en que esta obra ha sido reseñada como uno de los símbolos de eficiencia de la alianza entre su gobierno y China. Para tener una idea del impacto, en un país con una población de 6.3 millones de habitantes, el post de Instagram del presidente anunciado esta obra obtuvo alrededor de 350 mil likes.

Durante el gobierno de Bukele, las relaciones bilaterales también han abarcado otras áreas diferentes a las inversiones. En este período, diferentes funcionarios públicos salvadoreños han visitado China para buscar y explorar nuevas oportunidades de cooperación. Ha ocurrido lo mismo con los funcionarios chinos visitando El Salvador, de hecho se puede asegurar que el más reciente encuentro regional de las organizaciones de la diáspora china en la región tuvo lugar en San Salvador el pasado mes de octubre de 2023. De la misma manera, el gobierno de Bukele firmó su adhesión para formar parte del proyecto de la Franja y la Ruta, al tiempo que obtuvo 300 becas para estudiantes salvadoreños.

La estrategia china en El Salvador: Incrementar la influencia económica a bajo precio

Desde el inicio de la década de los 2000, la estrategia china para expandir su influencia en América Latina ha estado enfocada en promover vínculos económicos. Diferentes métodos han sido utilizados para lograr este objetivo. Por ejemplo, los bancos chinos han prestado más de 140 mil millones de dólares a la región, al tiempo que sus compañías han invertido cerca de 145 mil millones en diferentes proyectos nuevos o, incluso, en fusiones o adquisiciones de capital fijo. En lo relativo a los proyectos de infraestructura, de acuerdo con datos de la Red Académica sobre China y América Latina, se afirma que Pekín ha gastado más de 100 mil millones entre 2005 y 2022.

En El Salvador, a pesar de que no han llegado proyectos masivos de infraestructura, los pocos que han sido construidos han servido para promover la eficiencia y el éxito del gobierno de Bukele, aun cuando éstos han sido diseñados y construidos por China. Para muchos salvadoreños, estos proyectos de infraestructura representan un signo de modernización y una esperanza de un mejor futuro. Bukele ha explotado esto para su propio beneficio político.

Aunque China ha gastado en El Salvador solo una pequeña fracción de lo que lo ha hecho en el resto de América Latina, los resultados han sido significativos para Pekín. Dados los resultados concretos de estos proyectos de bajo costo, acuerdos de construcción similares podrían ser exportados a otros países de América Latina, esto, mientras Pekín busca cambiar su imagen problemática en la región heredada de inversiones previas.

De acuerdo con la más reciente encuesta de opinión realizada por Latinobarómetro en 2023, casi el 53.8% de los salvadoreños tienen una buena percepción de China, a pesar de que sólo un 40% manifiesta su apoyo a su modelo político. Cuando en la referida pesquisa se pregunta por el modelo económico chino, la percepción positiva crece hasta un 56.5%. Estos números muestran cómo la población de El Salvador perciben que China puede ayudarlos a mejorar su economía. Sí Pekín continúa desarrollando este tipo de proyectos de infraestructura de alto impacto, es probable que este porcentaje de apoyo aumente en un futuro cercano.

Los desafíos y oportunidades en el nuevo período de Bukele

En 2019, después que Nukele firmara una serie de acuerdos con Pekín, la entonces subsecretaria interina para asuntos del Hemisferio Occidental, Julie Chung, respondió en Twitter: “Señor presidente, nada de China viene sin condiciones”. Las palabras de Chung insinúan que las prácticas económicas y políticas de China en la relación no pueden ser fácilmente separadas.

Se espera que China continuará apoyando a Bukele más allá de 2024. Sin embargo, aun cuando este apoyo esté centrado únicamente en temas económicos, es probable que termine generando consecuencias políticas, alentando a Bukele a cambiar un sistema democrático por otro cuasi autoritario.

En toda la región, el ideal de la democracia liberal representativa ha venido perdiendo apoyo en los años recientes. La fuerte popularidad de Bukele dentro y fuera de su país es una expresión de una nueva generación de líderes latinoamericanos y de unas poblaciones que cada vez más están dispuestas a apoyar liderazgos que prioricen el crecimiento económico y la seguridad antes que la democracia y el respeto del Estado de Derecho. El continuo apoyo chino a Bukele probablemente no solo prolongue el liderazgo de Bukele en El Salvador, sino que además puede inspirar a otros líderes en la región a considerar verse en ese mismo espejo y entrar en la competición global entre democracia y autoritarismo.

Por su parte, los salvadoreños podrían verse aún más beneficiados por las continuas inversiones y donaciones hechas por China, si este país asiático lleva a cabo un proyecto de cooperación más integral, uno que asegure más inversiones y creación de empleos a largo plazo. Considerando esto, es muy probable que durante el próximo período de Bukele, las relaciones bilaterales entre los dos países sean elevadas a “Asociación Estratégica”.

¿Qué pedirá Pekín a cambio? En los pasados cinco años, funcionarios chinos han explorado la idea de construir o modernizar algunos puertos en El Salvador, lo cual probablemente traiga consigo la aparición de discrepancias o notas de protestas desde otros países, debido a la localización estratégica de los puertos salvadoreños. China también podría estar interesada en modernizar y extender su huella en otro tipo de infraestructura crítica.

Hasta ahora, Bukele ha manejado la relación con China en su propio beneficio, pero el verdadero “ganar-ganar” que Pekín está buscando no se detiene únicamente con el cambio de reconocimiento diplomático, por lo que Bukele tendrá que descubrir qué es lo que tiene que negociar con sus contrapartes durante los próximos cinco años. Viendo hacia el futuro, Bukele tiene que manejar las posibles reacciones desde los Estados Unidos, la potencia regional histórica en el Hemisferio Occidental, especialmente debido a las actuales tensiones de este país con China.

En medio del dilema político que enfrenta Bukele, hay otro debate, uno relacionado con las percepciones. En muchos casos, el modelo de democracia liberal ha sido percibido por muchas personas en Latinoamérica como inefectivo para resolver sus propios problemas, en contrasta con un modelo autoritario pero efectivo, como es el chino. China, hasta ahora, ha demostrado que puede trabajar con ambos, pero ahora mismo su prioridad es mantener una relación de amistad con el presidente más popular de la región.

Fuente original: The Diplomat

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