Diáspora

Luci Heredia, la joven dominicana que pasó de doméstica a tener su oficina de abogados en España

Su llegada a España marcó el inicio de una travesía llena de desafíos. Tuvo que adaptarse a un sistema educativo completamente distinto y superar barreras culturales y económicas

En los corazones de quienes migran en busca de un futuro mejor, la historia de Luci Heredia brilla como fuente de inspiración. A sus 29 años, ha transformado su destino, apostando por la educación para alcanzar el éxito y desafiar las expectativas que otros pudieron tener sobre ella.

Llegó a España siendo apenas una adolescente, en un tiempo en que el estigma de ser migrante pesaba con duros prejuicios. “Cuando salí de RD, la gente pensaba que las dominicanas veníamos a parir y a vivir del gobierno”, recuerda la joven. Pero ella tenía un plan diferente: “Yo decidí que iba a ser profesional. Es un camino difícil, pero para tener éxito hay que pagar un precio”, afirma.

Criada en el seno de una familia humilde en Sabana Yegua, provincia Azua, su infancia transcurrió entre los aromas de la tierra y el cálido abrazo de unos abuelos adoptivos que la acogieron como suya, mientras su madre forjaba un camino en el extranjero.

Su llegada a España marcó el inicio de una travesía llena de desafíos. Tuvo que adaptarse a un sistema educativo completamente distinto y superar barreras culturales y económicas. A pesar de esos desafíos, completó su educación secundaria y se inscribió en una formación profesional de grado superior equivalente a un nivel académico por encima del bachillerato, aunque siempre con la mira puesta en la universidad.

Su paso por esta formación fue decisivo, pero una asignatura en particular despertó su interés por el Derecho, llevándola a reevaluar sus planes y decidir perseguir una carrera universitaria en esta disciplina.

Para financiar sus estudios universitarios y mantener una mayor flexibilidad, Luci comenzó a trabajar a tiempo parcial como empleada doméstica, desempeñando tareas de limpieza en hogares, restaurantes y hospitales, labor que le permitió, no solo ahorrar para su educación, sino también contribuir al sustento de su familia.

“Aunque ya tenía una carrera técnica y seguía trabajando intensamente, opté por este tipo de empleos, porque eran más flexibles y compatibles con mis estudios universitarios que los trabajos de oficina, que imponían horarios más rígidos”, explica la joven mientras conversa con el equipo de Listín Diario.

Trabajando en labores de limpieza, Luci logró alcanzar su ansiado objetivo de graduarse de la universidad. Sin embargo, al completar su carrera, se encontró con un nuevo obstáculo: la necesidad de obtener el Máster de Acceso a la Abogacía y a la Procura para ejercer en España como abogada.

Ante la falta de plazas en universidades públicas y la ausencia de recursos para estudios privados, tuvo que posponer sus aspiraciones y aceptar un empleo en una inmobiliaria. Sin embargo, paradójicamente, durante la pandemia por COVID-19, este trabajo le brindó la oportunidad de comenzar sus estudios de máster en línea.

En 2021, Luci decidió dejar la empresa donde trabajaba y perseguir sus sueños profesionales a través de un emprendimiento. Con el apoyo emocional, administrativo y económico de Adela, la secretaria de la inmobiliaria donde trabajaba y con quien entabló una estrecha amistad, así como el respaldo de su madre, se convirtió en gestora administrativa, oficio que le permitía brindar asesoría a particulares y pequeñas y medianas empresas y realizar trámites en nombre suyo ante las administraciones públicas.

Comenzó a recibir clientes desde su hogar, citándolos en cafeterías u otros lugares públicos. “Como no era un trabajo fijo, no conseguía tanto dinero, pero por lo menos podía pagar mi máster, que era mi objetivo principal”, comenta.

La captación de clientes se basaba en el boca a boca, ofreciendo una primera consulta gratuita para darse a conocer. Aunque esta estrategia era efectiva, no generaba suficientes ingresos para cubrir todos los gastos. Además, la falta de un espacio físico restaba credibilidad y algunas personas mostraban desconfianza. “Durante estos duros momentos, mi fe fue un gran sostén. Siempre pensaba que si te propones un objetivo y te esfuerzas, lo vas a conseguir. Oraba mucho y Dios me daba fuerzas inexplicables”, relata Luci.

En febrero de 2023, después de completar su máster y dedicar siete años a alcanzar su meta de convertirse en abogada, Luci decidió dar un paso más y establecerse en un local físico para ejercer su profesión. Esta decisión le permitió expandir su base de clientes y ofrecer una amplia gama de servicios legales, desde derecho de extranjería y nacionalidad hasta cuestiones laborales, fiscales, contables y de seguridad social.

Hoy en día, Luci encuentra su mayor satisfacción en ver los casos de éxito de los inmigrantes que han podido regularizar su situación y mejorar sus vidas gracias a su asesoramiento. «Mi trabajo es una oportunidad para construir puentes hacia aquellos que, al igual que yo, están buscando un nuevo comienzo en tierras extranjeras», afirma.

Fuente: Listin Diario

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