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Trump habla de ataques a periodistas y dice que no debería haber dejado la Casa Blanca

Trump también retomó falsedades sobre las elecciones, y argumentó que sólo puede perder ante la demócrata Kamala Harris si le hacen trampa

Donald Trump pronunció un discurso irreverente y lleno de teorías conspirativas dos días antes de las elecciones presidenciales del martes en Estados Unidos, hablando de periodistas baleados y dejando entrever que «no debería haber dejado» la Casa Blanca tras su derrota ante el demócrata Joe Biden en 2020.

En declaraciones el domingo que no se parecían en nada a su discurso estándar en el tramo final de la campaña, el expresidente puso en duda repetidamente la integridad de la votación y volvió a referirse a añejos agravios después de que intentó anular su derrota electoral de 2020. Trump intensificó sus ataques verbales contra lo que dijo era un Partido Demócrata «diabólico» y contra los medios de comunicación estadounidenses, y en un momento dado enfocó su mitin en Lancaster, Pensilvania, en el tema de la violencia contra los miembros de la prensa.

Se refirió al vidrio antibalas que se usa para protegerlo en eventos al aire libre después de que sufrió un intento de asesinato por un hombre armado en julio, e hizo notar que había huecos entre los paneles.

«Tengo este pedazo de vidrio aquí», dijo. «Pero todo lo que tenemos realmente aquí son las noticias falsas. Y para alcanzarme, alguien tendría que disparar y atravesar a la prensa falsa. Y eso no me molestaría tanto».

Fue la segunda vez en los últimos días que Trump habla sobre armas apuntadas a personas que considera enemigas. Insinuó que la exrepresentante Liz Cheney —una destacada republicana que lo critica— no estaría dispuesta a apoyar guerras extranjeras si tuviera «nueve cañones disparándole».

Ante las críticas por sugerir violencia contra los medios, posteriormente la campaña de Trump minimizó sus comentarios.

«La declaración del presidente sobre la colocación del vidrio protector no tiene nada que ver con que se dañe a los medios de comunicación, ni a ninguna otra cosa», dijo en un comunicado el portavoz de la campaña, Steven Cheung. En cambio, apuntó que Trump dejó entrever que los reporteros estaban en «gran peligro ellos mismos, y también deberían haber tenido un cristal protector. No puede haber otra interpretación de lo que se dijo. ¡Realmente él estaba cuidando el bienestar de ellos, mucho más que el suyo propio!».

Trump también retomó falsedades sobre las elecciones, y argumentó que sólo puede perder ante la demócrata Kamala Harris si le hacen trampa, aunque las encuestas dejan entrever que la contienda está muy cerrada.

«Es un país corrupto«, exclamó Trump ante la multitud que lo aclamaba en una fría pista de aeropuerto, retomando el agravio que había definido los primeros días de su campaña. «Querrán meterte en la cárcel porque quieres enderezarlo. Piensen en ello, piensen en ello. Hacen trampa en las elecciones y tú los denuncias y quieren meterte en la cárcel».

Trump fue encausado por sus empeños para anular las elecciones de 2020 en Washington y Georgia.

Algunos de sus aliados —notablemente su exasesor Steve Bannon— lo han alentado a declarar prematuramente la victoria el martes por la noche después de que cierren las urnas, incluso si aún es muy pronto para anunciar un ganador. Eso es lo que hizo Trump hace cuatro años, con lo cual inició meses de negación y mentiras que culminaron en la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.

Durante gran parte de este año, Trump llevó a cabo una campaña relativamente disciplinada que hizo énfasis en los temas y los votantes que podrían llevarlo a la victoria, incluso cuando se aferraba a teorías falsas sobre el fraude electoral y frecuentemente se desviaba en digresiones, generando controversia. Pero esa disciplina se está derrumbando cada vez más.

En las últimas semanas, Trump bromeó sobre los genitales del golfista Arnold Palmer, continúa usando lenguaje de género en sus intentos por ganarse a las mujeres, y organizó un mitin en el Madison Square Garden de Nueva York con oradores que hicieron insultos crudos y racistas, los cuales continúan dominando los encabezados noticiosos.

Su campaña ha adquirido un tono más oscuro e irreverente. El expresidente, quien desde hace tiempo ha sido un fanático de la pompa masculina de la WWE, ha estado entrando a sus mítines con la música ominosa de campanas que alguna vez usó el luchador conocido como «El Enterrador».

De todas formas, Trump había estado pronunciando lo que era un discurso de campaña bastante sistemático la mayoría de los días, ayudado por una serie de videos que lo mantenían en el guion, incluso mientras se desviaba de un tema a otro en un estilo discursivo que él ha llamado «el tejido». Pero afuera del aeropuerto de Lancaster abandonó completamente sus comentarios planeados, omitiendo sus puntos habituales sobre la economía, la inmigración y las acostumbradas críticas a Harris.

Las declaraciones de Trump en Pensilvania no estaban planeadas, según una persona al tanto de ellas, quien hizo notar que el candidato republicano es conocido por improvisar. Aunque no estaba claro exactamente qué había impulsado a Trump a salirse del guion, su equipo de campaña había emitido un memorando más temprano en el día en el que criticó nuevas encuestas del New York Times que nuevamente mostraron que la contienda estaba extremadamente reñida en los siete estados más disputados.

Antes de subir al escenarioTrump había hablado por teléfono con dos reporteros que habían mencionado las encuestas, incluido uno que le había preguntado si pensaba que había alguna manera de que pudiera perder.

El aspirante republicano ha estado frustrado porque la campaña sigue enfrascada en una lucha cerrada hasta el final. Piensa que Harris es una oponente indigna de él, y no puede entender por qué no está dominando las encuestas, dijo un republicano al tanto de la dinámica de la campaña que, al igual que otros, pidió guardar el anonimato para poder declarar acerca de ello.

Otro republicano culpó a la ansiedad de último momento, y a que Trump tuviera que confiar en un sistema que él cree está manipulado en su contra.

Los aliados de Trump elogiaron su discurso, diciendo que estaban contentos de que estuviera arrojando luz en torno a las preocupaciones sobre fraude electoral en la recta final de la contienda.

Harris contrarrestó las caracterizaciones de Trump sobre las elecciones estadounidenses, diciéndole a periodistas el domingo que los comentarios del exmandatario «pretenden distraer del hecho de que tenemos y respaldamos elecciones libres e imparciales en nuestro país». Esos «buenos sistemas» operaban correctamente en 2020, dijo Harris, y «él perdió».

La vicepresidenta dijo que confía en el recuento de votos próximo, y alentó a los electores, «en particular a las personas que aún no han sufragado, a no caer en esta táctica, que creo que incluye sugerirle a las personas que, si votan, su voto no importará».

Por su parte, Trump reconoció que, con su discurso conspirativo, estaba soslayando su enfoque habitual. Habló varias veces acerca de ignorar los consejos de sus asesores, repitiendo en tono de burla los comentarios que le hacen e insistiendo en que tenía que hablar sobre el fraude electoral a pesar de las objeciones de ellos.

En su siguiente presentación unas horas más tarde en un aeropuerto en Kinston, Carolina del Norte, Trump volvió a gran parte de su guion habitual, alternando entre comentarios preparados e historias familiares.

En un momento dado dijo: «con suerte nos quitaremos de encima a Mitch McConnell muy pronto», socavando al líder republicano del Senado, el cual respaldó a Trump este año a pesar de culparlo por el ataque del 6 de enero de 2021 en el Capitolio.

«¿Pueden creer que me respaldó?», agregó un minuto después, riendo. «Ese debe haber sido un día doloroso en su vida».

Subió al escenario una tercera vez el domingo por la noche en Macon, Georgia, apegándose más estrechamente a sus comentarios preparados y enfocándose mucho en la inmigración.

Trump dijo a sus seguidores que, en dos días, iban a «salvar nuestro país» y que estaban «a punto de empezar los cuatro años más grandes en la historia de Estados Unidos».

«Ya verán. Va a ser tan bueno. Va a ser muy divertido. Será un poco desagradable a veces, y quizás al principio, en particular», dijo. «Pero va a ser algo».

FUENTE: AP

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